martes, 2 de diciembre de 2008

EL SINDICATO QUE NECESITAMOS

EL SINDICATO QUE NECESITAMOS



Los congresos de nuestra organización se dan en un contexto muy especial, como consecuencia de la crisis del sistema y sus efectos. Podemos afirmar que es sin duda la crisis más profunda que ha sufrido el capitalismo moderno; porque se conjugan en la coyuntura actual la crisis financiera, la alimentaria, la energética y medio ambiental

Con efectos devastadores: encarecimiento de las materias primas y los alimentos, rebrote de una hambruna que amenaza la subsistencia de más de mil millones de personas en el mundo, colapso bancario y quiebra del sistema financiero, destrucción masiva de empleo; la economía mundial al borde de la recesión.

La crisis pone de manifiesto el definitivo carácter global de la economía y está tambaleando el muro ideológico del neoliberalismo.

El carácter de la crisis no reside sólo en el descontrol de los mercados financieros, lo que tenemos delante son los efectos también de una sobreproducción, tal como ocurriera en otras crisis del capitalismo, esta vez provocada y aumentada por la feroz aplicación de la doctrina de la competitividad, fundada en un crecimiento económico sin freno ni objeto social y cimentada en la desregulación de los mercados laborales y la reducción de los costes del factor trabajo, sobreproducción que se ha visto favorecida por la aplicación de la alta tecnología y el desarrollo y abaratamiento de los medios de transportes y comunicación. Sin que ello repercutiera en beneficio para el conjunto de trabajadores/as en forma de incremento salarial, reducción de jornada laboral o mas derechos, todo lo contrario, esta etapa se ha caracterizado por los enormes beneficios de unos pocos en contradicción de los intereses de una inmensa mayoría de los trabajadores/as. Queremos recordar que otras crisis (muy presentes en la memoria del sindicalismo) sirvieron para justificar la necesidad de las políticas neoliberales, lideradas por la derecha internacional y acompañadas por la mayoría de la socialdemocracia, esto es, la reducción del papel social del Estado, la desarticulación de la sociedad civil, el desarme de la conciencia crítica, la precarización del empleo, la segmentación de los mercados laborales, la reducción drástica de la protección legal y social de los trabajadores, la intensificación del trabajo y la reducción de sus costes, la pérdida gradual del control social en las empresas y la merma del papel sindical en ellas. En consecuencia se resolvió con una actuación directa, inmediata y demoledora en el mundo del trabajo, a pesar de la resistencia practicada por el sindicalismo donde CC.OO. en nuestro ámbito tuvo un papel destacado.
Manifestamos que esta crisis es también la consecuencia de la política extrema del papel del mercado, como único regulador de la economía, impugnando cualquier capacidad de los poderes democráticos para intervenir en la economía para regular, para redistribuir la riqueza y aplicar una fiscalidad progresiva y financiar servicios públicos de calidad, aumentando la cobertura social.


La crisis que ahora padecemos es de prever se resolverá ( si no lo evitamos) con cambios sustanciales en el mundo del trabajo. El desempleo alcanzará cotas históricas, en el contexto de un tejido empresarial condicionado por la descapitalización y el colapso crediticio. La congelación salarial, el abaratamiento del despido, cuando no la reducción relativa de los salarios y la intensificación del trabajo serán nuevamente argumentos de la recuperación económica. Y, sin duda, cabe esperar un intento de asalto definitivo a la negociación colectiva, y la desregulación de la jornada en esa tendencia extrema a la individualización de las relaciones laborales y las condiciones de trabajo.

Pero el extremismo y el dogma, en cierta manera, se desmorona ante la crisis, personas, colectivos e instituciones que habían venido defendiendo el mercado como único regulador de la economía y se habían opuesto a la intervención del estado, están solicitando hoy su intervención como salvavidas ante la crisis, esto no deja de ser más que la vieja practica, “de privatizar los beneficios y socializar las perdidas”, pero en todo caso revela el fracaso practico de las doctrinas del “nuevo capitalismo”. Creemos que en este contexto hay que prepararse para el debate que se avecina de ideas y alternativas. Esta crisis de proporciones planetarias y de características especificas de este tiempo, crisis que requiere no de dogmas frente a lo que es nuevo, ni de una vuelta atrás en busca de identidad sin mas, sino junto a la necesaria resistencia, ante previsibles agresiones, elaborar propuestas y alternativas, repensando un nuevo orden social y económicamente sostenible.
Hoy desde el sindicalismo de clase hacemos responsables directos de la crisis, a las políticas neoliberales, a sus leyes y a las fuerzas políticas y sociales que las apoyan, responsables de la gran depresión que se avecina, amenazando a los trabajadores en general y especialmente a inmigrantes, mujeres y jóvenes, a los mas humildes, a la pequeña empresa, a la economía real y a los países empobrecidos.

¿Qué tipo de sindicalismo y de organización sindical puede hacer frente a este escenario?
Evidentemente, un sindicalismo que se legitime en sus bases, en primer lugar, y con el que la clase trabajadora se sienta representada y defendida. Lo cual supone un replanteamiento de lo organizativo y de su practica; recuperación del carácter sociopolítico de la organización, reconquista del poder social en la empresa y fuera de ella, formación rigurosa de los cuadros sindicales, cohesión confederal de las estructuras desde la máxima participación y corresponsabilidad, con el valor de la pluralidad y diversidad que caracteriza a CC.OO., revalorización de la participación y del sentido unitario dentro y fuera del sindicato.
Los que en el marco de este congreso nos podemos identificar con el manifiesto de apoyo a Ignacio Fernández Toxo, deberíamos ponernos de acuerdo en identificar los pros y contras de nuestra realidad sindical, estamos convencidos que junto a los aciertos que sin duda se han dado en el conjunto de la estructura sindical, también apreciamos importantes problemas en línea con lo expresado en el manifiesto mencionado: centrifugación de las estructuras, concepto de dirección poco participativa, devaluación de los órganos de dirección, carencia de discusión y practica colectiva, confusión entre dirigir y mandar, ruptura de la comunicación entre responsables y órganos, etc,…

En definitiva, pone el peligro de un alejamiento progresivo de todo aquello que ha constituido nuestras señas de identidad. Sin embargo, en el IX congreso de CCOO en el estado y en les Illes Balears tenemos la oportunidad, a nuestro juicio, de cambiar esta tendencia.

Junto a lo ya expresado nos pronunciamos por:

· Recuperar, con valentía y sin complejos, el carácter socio-político de nuestra organización, porque el mundo del trabajo no se reduce a la empresa, ni los problemas de la clase trabajadora son sólo laborales. Hay que volver a repensar la realidad, a analizarla, a ejercer la crítica social y hacer oír nuestra voz.
· “Compaginar el papel de sindicato contractual con el sindicato con vocación de transformación social”.

· Volver (mucho mas) la mirada a las empresas, revitalizar el poder sindical en las mismas, buscar nuestra legitimación en nuestras bases y nuestra clase, crecer mas en afiliación con el trabajo sindical diario y continuo. Abramos también nuestra organización a la sociedad, ofrezcamos alternativas a los numerosos colectivos de trabajadores que quedan excluidos del trabajo, y a nuevas categorías en un mundo segmentado.

· “Hacer compatible el sindicalismo profesional o sectorial con el sindicalismo general, compatible con el fortalecimiento de la organización Federativa en el marco Confederal, como respuesta mas eficaz a la nueva realidad empresarial y a la individualización de las relaciones laborales impulsadas por éstas”.

· Formar a nuestros delegados, afiliados y cuadros sindicales, ofreciéndoles herramientas con las que no sólo puedan afrontar los problemas en sus centros de trabajo, sino también comprenderlos. Mimemos la formación de nuestros dirigentes, desde la sección sindical a la confederación, permitiéndoles el acceso a una formación completa, preparándoles para las responsabilidades y el relevo en nuestros órganos de dirección.

· Hacer de nuestro sindicato una organización viva. Fomentando y respetando la pluralidad de ideas, compatible con el respeto a los acuerdos. Recompongamos los órganos de dirección, tan devaluados, y convirtámoslos en instrumentos de participación y democracia., superando una cierta cultura de jerarquía funcionarial, tan ajena a nuestra tradición democrática.

· Respetar la autonomía de las distintas estructuras organizativas. Ahora más que nunca hay que recuperar el carácter confederal de nuestra organización, que es lo que nos da entre otras cohesión interna, Unidad en el discurso y en el hacer y fuerza social.

La complejidad del mundo del trabajo, solo puede abordarse desde la confederalidad, entendiendo esta, desde la relación entre iguales muy debilitada hoy por hoy en nuestro sindicato.

En este sentido nos identificamos con los siguientes objetivos:

· “El protagonismo y participación de los trabajadores y trabajadoras de cada ámbito sindical.”
· “La concepción de que responsabilidades y legitimidad son compartidas y no excluyentes.”
· “La necesaria cooperación entre organizaciones, frente a la competitividad entre ellas.”
· “Apostar por una eficaz articulación entre la mayor autonomía de las organizaciones dentro de su espacio, y un mayor compromiso confederal.”
· “Apostar por la transparencia en el uso de los recursos, sin mermar la capacidad sindical de cada organización.”


Compañeros, compañeras, estas son algunas de las ideas en torno a los retos y como afrontarlos, los procesos congresuales son el mejor marco para situar encima de la mesa nuestras opiniones y propuestas, deseamos que el debate no termine en el acto congresual y el debate de las ideas, organizativo y de la estrategia sindical se produzca de forma constante y constructiva. Por lo tanto este manifiesto no pretende ser un documento cerrado o de parte, si no aportar una visión sobre los desafíos de futuro, entendiendo que es complementario a otras muchas opiniones y propuestas, solo desde el debate abierto, conjunto y compartido podremos reforzar la unidad, sin entender esta como uniformidad pues el sindicato es de todos y todas. Esperamos vuestras sugerencias, opiniones y si lo consideráis vuestro apoyo a este manifiesto y a la candidatura que encabeza Daniel Cámara.

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