jueves, 10 de marzo de 2011

´No somos controladores; somos mileuristas y hemos convocado una huelga legal´

El secretario general de CC OO en Menorca y delegado en Aena defiende la convocatoria de una huelga en los aeropuertos durante algunas de las fechas clave para el sector turístico

06:30
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Carreras responsabiliza al Gobierno de la huelga. Carreras responsabiliza al Gobierno de la huelga. CCOO,

F. GUIJARRO. PALMA Ramón Enric Carreras es el máximo responsable de CC OO en Menorca, miembro de la Ejecutiva de su sindicato en el ente Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (Aena) y ha participado directamente en los contactos que se han ido manteniendo con el Gobierno central para evitar la privatización aeroportuaria, cuyo fracaso ha desembocado en la convocatoria de una huelga de 22 días por parte de esta organización, junto a UGT y USO.

—¿Cómo se justifica una huelga tan larga en unas fechas clave para impulsar la recuperación de una economía que está bajo mínimos?
—Más dura es la decisión del Gobierno de privatizar los aeropuertos. Los sindicatos convocantes deberemos usar mucho la pedagogía para que se entienda que lo que está sobre la mesa puede suponer la desaparición de los aeropuertos que no son rentables, una enorme pérdida de puestos de trabajo y la ruptura de la cohesión entre territorios. La red de Aena tiene 47 aeropuertos, y sólo 10 son rentables. El de Menorca está entre los que dan pérdidas y el de Eivissa entrará este año en números rojos. Y los territorios insulares no tenemos alternativa al avión.
—Este mensaje suena catastrofista. A un aeropuerto no se le baja la barrera como a una cafetería.
—Pero existen precedentes. No hay que olvidar los problemas por los que están atravesando las instalaciones de Ciudad Real, con capital público y privado y que ha perdido al 50% de su plantilla, y las de Lleida. Pero es que además Aena no nos cuesta en este momento ni un céntimo de los fondos estatales, y la privatización de los aeropuertos más rentables puede conllevar la necesidad de dinero público para el resto y un aumento de las tasas, con el correspondiente encarecimiento del billete de avión. De nuevo con un impacto mayor en los archipiélagos.
—El ministro de Fomento, José Blanco, afirma que se va a garantizar que no se pierda ni un puesto de trabajo.
—Si tuviéramos por escrito todo lo que promete el ministro, no se hubiera convocado una huelga, con la que está cayendo y después de lo que pasó en diciembre con los controladores. Pero este Gobierno está cambiando de discurso cada dos por tres. Privatizar los dos aeropuertos que más sinergias generan para mantener la red de Aena, como Madrid-Barajas y el de Barcelona, es como romper la caja única de la Seguridad Social. Estamos ante un conflicto social, no laboral.
—Pero convocar de entrada una huelga de 22 días, en plena temporada turística, parece un exceso.
—Este Gobierno no entiende las cosas de otra forma. En julio de 2008 ya se anunció la pretensión de cambiar el modelo de gestión aeroportuaria y pedimos que cualquier reforma se hiciera con diálogo. En marzo de 2009 convocamos un paro de sólo una hora para no perjudicar a los usuarios. Luego nos dijeron que se mantendría un 70% de capital público y un 30% de privado, lo que se podría aceptar, pero a final de año ya se hablaba de 49% de capital privado. Este es el Gobierno de los bandazos.
—¿Son conscientes de la alarma que están generando en los mercados emisores en un momento en que se apuntaba una notable reactivación turística por los problemas de otros destinos del norte de Africa?
—Ojalá en tres semanas seamos capaces de llegar a un acuerdo que permita desconvocar la huelga. Nos vamos a esforzar por llegar a una solución y no por mantener el conflicto.
—Se les compara con los controladores aéreos.
—Rechazo esa similitud. Los trabajadores de Aena cobran sueldos, mileuristas en la mayoría de los casos. Y a diferencia de los controladores, nosotros hemos convocado una huelga legal con la suficiente antelación a la hora de comunicar las fechas. En nuestro caso, la gente no se va a encontrar tirada en los aeropuertos por sorpresa.
—¿Aceptarán unos servicios mínimos que sean máximos para unas islas que dependen del transporte aéreo?
—Aceptamos que los territorios insulares tengan servicios mínimos más altos que la península.

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